"No estábamos solos, era consciente de eso.
A ella realmente no le importaba, ella sería capaz de todo con tal de satisfacerme.
Pero yo no entendía cómo no se daba cuenta del peligro de la situación. --No sigas con esto, no me tientes--, le había dicho con el propósito de hacerla cambiar de opinión.
Me importaba mucho lo que pensara mi mejor amigo y tal vez la mera idea de imaginar su postura frente a la situación, cuando se la contara, influyó en mi manera de pensar.
No quería inmiscuirme en su vida, joven y frágil, y al mismo tiempo sí quería.
Si, para satisfacer mis deseos afectivos y carnales
No, porque no estaba correcto, abusar de ella de esa manera simplemente no era propio de mi ser.
Esto creaba un debate en mi mente, una lucha interminable, donde lo que quería ella no era bueno para mí y lo que quería yo no era bueno para ella.."
Me perdía cada segundo que pasaba de la realidad absorto en mis recuerdos.
--Decidas lo que decidas, recuerda que siempre estaré allí apoyándote-- me dijo mi amigo y rompió el ligero velo que me mantenía apartado del presente.
El no tener una opinión sincera en la cual basarme, acrecentó mis dudas, y por ende mi malestar.
Por mucho tiempo me encontré sumido en la desesperación. La amaba y no la amaba
. Y ella siempre estaba ahí atormentándome. Pero si la persona a la que amas es la misma a la que odias, ¿Qué hacer? ¿Huir y llenarte de angustia o tal vez quedarte y no perdonarte nunca por dañarle?
Pasados varios años decidi complacerla, aún cuando fuese contra mis principios.
Y es que ahora ella ya no era tan joven, no era tan frágil, ahora sí era correcto.
Me entregué a ella con todas las ansias acumuladas con el pasar de los años y me satisfiso. Me satisfiso como ninguna otra logró hacerlo.
En la cama se respiraba un aire distinto, el aire olía a canela, a mi perfume, al amor que le tenía y al éxtasis del momento, todo entremezclado con el efluvio de mi amada.
A ella realmente no le importaba, ella sería capaz de todo con tal de satisfacerme.
Pero yo no entendía cómo no se daba cuenta del peligro de la situación. --No sigas con esto, no me tientes--, le había dicho con el propósito de hacerla cambiar de opinión.
Me importaba mucho lo que pensara mi mejor amigo y tal vez la mera idea de imaginar su postura frente a la situación, cuando se la contara, influyó en mi manera de pensar.
No quería inmiscuirme en su vida, joven y frágil, y al mismo tiempo sí quería.
Si, para satisfacer mis deseos afectivos y carnales
No, porque no estaba correcto, abusar de ella de esa manera simplemente no era propio de mi ser.
Esto creaba un debate en mi mente, una lucha interminable, donde lo que quería ella no era bueno para mí y lo que quería yo no era bueno para ella.."
Me perdía cada segundo que pasaba de la realidad absorto en mis recuerdos.
--Decidas lo que decidas, recuerda que siempre estaré allí apoyándote-- me dijo mi amigo y rompió el ligero velo que me mantenía apartado del presente.
El no tener una opinión sincera en la cual basarme, acrecentó mis dudas, y por ende mi malestar.
Por mucho tiempo me encontré sumido en la desesperación. La amaba y no la amaba
Pasados varios años decidi complacerla, aún cuando fuese contra mis principios.
Y es que ahora ella ya no era tan joven, no era tan frágil, ahora sí era correcto.
Me entregué a ella con todas las ansias acumuladas con el pasar de los años y me satisfiso. Me satisfiso como ninguna otra logró hacerlo.
En la cama se respiraba un aire distinto, el aire olía a canela, a mi perfume, al amor que le tenía y al éxtasis del momento, todo entremezclado con el efluvio de mi amada.
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