
Se me ocurrió ver al humano como una tiza que sale nueva del paquete y se estrena con el primer contacto con la realidad. Raya por la vida, por donde pasa, raya a quienes toca.Se acaba con la muerte, pero ya habrá dejado su estela en todos lados.
La energía del cuerpo vuelve a la tierra y el alma no tiene por qué irse, puede quedarse y convivir con todos los rastros de las tizas que fueron, son y serán.
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